La cama

20 de abril de 2010
Los dos tumbados sobre la cama, él bocarriba sin camiseta, solo lleva el pantalón del pijama, azul oscuro, yo apoyada sobre su pecho desnudo, con un camison de seda morado.
Descansando en su pecho, oigo los latidos de su corazón, su respiración profunda, siento como su pecho sube y baja pausadamente, siento el pum pum de su corazón.
Todavía duerme, son las 9 de la mañana, una mañana fresca con un sol esplendido al otro lado de la playa, los rayos entran por la ventana entreabierta, ésta deja colarse una suave brisa, los rayos se posan en su cabello, negro como el tizón y lo hacen más joven.
No quiero despertarlo, me gusta observar como duerme, como sus faciones se marcan cuando sueña, verlo ahí tan placidamente dormido, tan despreocupado por lo que el nuevo día le pueda deparar, sin ninguna preocupación, como un niño pequeño en su más feliz sueño. Me recuesto un poco en la cama para poder mirarlo mejor, me doy cuenta que un cabello le salta por la frente, se lo aparto suavemente, como si no quisiera romper la magia que inunda su rostro, intentando capturar ese instante para siempre. Y ahí me quedo, observandolo en silencio.

1 comentario:

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