NOTA: Tengo que pedir disculpas, por qué en el anterior capítulo lo escribí a través de la persona de Naira, en cambio, en el primer capítulo lo hice por un narrador externo. Seguiré con el narrador externo y espero que este error no lo vuelva a cometer. Gracias a los que lo vieron (aunque yo también me di cuenta) y me dieron su opinión. Un saludo.
Llevaban ya un rato dando una vuelta por el parque. Era bastante
grande, así que íban por los atajos que Unai conocía. Él y su hermano iban casi
todas las tardes a jugar allí cuando eran pequeños y era eso y alguna cosa más
lo poco que él le había contado de su infancia a Naiara. Pero lo que le parecía
más raro a la chica del pelo chocolate era que no le había dado ningún motivo
por el cual evitaba casi exclusivamente pisar ese lugar.
Un día hablando sobre los sitios que frecuentaban le dijo que solo
cruzaba ese parque en contadas ocasiones y sobre todo si era obligatorio en su
itinerario pasar por allí. Cuando llegó a esa parte de la historia su cara
cambio, de tal manera que sus ojos no eran esas perlas alegres que lanzaban
destellos de felicidad, sino dos tristes luces que apagaban su mirada. Naiara
no quiso insistir, tampoco era importante saberlo en ese momento, si él no lo
quería contar sería cuando estuviera seguro de ello y tuviesen más confianza.
Volviendo de la mente de Naiara, se da cuenta de que ya están a
medio camino de la salida, cuando de repente no ve una piedrecita en el camino
y…
-¡Ayyyyyyy!-. Se acaba de torcer el tobillo derecho por no mirar.
-¡Ey! ¿Qué te ha pasado pequeña?, déjame ver anda-. Y se acerca a
ella para examinarla el tobillo.
- Tranquilo, no es nada, solo que me he torcido el pie y ha sido
el movimiento, pero puedo caminar, no te preocupes-.
- Claro que me preocupo, puede ser más que una leve torcedura,
puede que te hayas hecho un esguince. Y no precisamente leve, que con lo frágil
que eres tú…-.
- ¿Tengo que tomármelo como un piropo?-. Le mira enojada, porque,
aunque sea débil a los movimientos bruscos, no le gusta que se lo recuerden,
pero de repente cambia la cara, porque sabe que no lo ha dicho a mal. Ya que se
preocupa por ella, por lo menos agradecérselo.
-Tómatelo como quieras, sabes de sobra que me preocupo por ti
porque desde que te conocí hemos conectado muy bien y te he cogido mucho
cariño-. Le miraba como si se sintiera culpable por haberla herido.
Se puso a andar para ver si era grave y en efecto, tenía la zona
del tobillo que cada vez parecía más hinchada y le dolía muchísimo. Nada, que
no podría andar por su propio pie esa noche.
-Creo que al final llevas razón, es grave y me duele muchísimo.
Discúlpame si me he pasado con eso de tomármelo como un piropo. Tú intentando
preocuparte por mí y yo echándote la bronca por nada. Perdona, enserio…no era
mi intención-. Le había afectado demasiado que se sintiera culpable por eso y
se le saltan dos lágrimas.
Sin darse cuenta se ha puesto a llorar. Le afecta mucho cómo esté
Unai por ella.
Se acerca y le limpia las dos lágrimas con sus dos manos y le mira
fijamente a los ojos.
-No llores pequeña, que me duele verte así. Además aquí me tienes
para llevarte a casa, aunque sea a caballito-.
-Te voy a doblar la espalda como me cojas así ¿eh?-. Le mira entre
lágrimas de risa y con la nariz ya roja de tanto llorar.
-Jajaja, soy fuerte ¿lo ves?-. Y le coge en volandas para que vea
que puede con ella.
-Vale vale, ¡¡te creo!!-.
Y riéndose están así 5 minutos y algo más. Por un segundo Naiara
piensa que se iban a besar, ella tenía tantas ganas, pero no quería romper la
magia de ese momento.
Pasado ese tiempo que para los dos ha sido eterno y no querrían
que terminase nunca, Unai toma la palabra.
-Lo primero que tenemos que hacer es llevarte a Urgencias para que
te vean el pie y después te acompañaré a casa si no quieres llamar a tus padres
¿de acuerdo?-.
-Me parece buena idea. Pensaré por el camino si debería de llamarles,
aunque tampoco lo veo tan grave-.
-Como quieras pequeña, lo que hagas lo respetaré. Pero deberíamos
seguir, yo te llevaré en brazos, que el hospital está cerca de aquí, así que no
será ningún esfuerzo-. Le miraba con esa cara de chico responsable.
-Venga, vámonos-.
Y como si fuese una situación más cómica y poco propia después de
que la chica hubiese sufrido un pequeño percance, se dirigen al Hospital más
cercano. Unai empieza a caminar con ella en brazos, mientras la chica dejaba su
mirada en el lugar donde habían estado a punto de besarse, donde por unos
instantes habían estado abrazados riéndose como dos chiquillos.
En ese mismo instante, en la cabeza de Unai ocurría algo parecido.
No sabía qué pensar, había tenido los labios de esa preciosa chica a escasos
centímetros de los suyos y aun así no había sido capaz de besarla. ¿Por qué? Él
sabía la respuesta. Y es que no quería hacerse ilusiones con una chica a la que
apenas conocía de hacía dos meses y que nos sabía si sentía lo mismo por él. Le
afectaría demasiado que por culpa de sus locuras sentimentales perdiese la
amistad de Nai, no se lo perdonaría nunca.
Dentro de la cabeza de Naiara se estaban formulando las mismas
preguntas y respuestas. No sabía cómo podía haber acabado la situación si ella
le hubiese besado. No habían hablado casi nada de sus antiguos amores y no
sabía nada de si a él le gustaba alguna chica, así que no quería arriesgarse
por ahora a contarle sus sentimientos, quería seguir teniéndolo como un gran
apoyo para ella, que era lo que era en esos momentos de su vida.
Cuando llegasen al hospital les iba a ocurrir algo que no tenían
pensado. Empezarán a pensar cómo actuar, tanto el uno como el otro deberán
tomar decisiones muy importantes para ellos.
Ohhh.. leído y esperando más :)
ResponderEliminarbesicos guapa!
Me gusta. Tiene chispa y la relación tiene pinta de tornarse en algo intenso. Seguiremos leyendo.
ResponderEliminarUn beso.